Los alimentos en general son aliados y enemigos de nuestra salud dental, a partes iguales. Nada es veneno, todo es veneno, que diría Paracelso y lo haría con verdadera certeza y exactitud. Todos los alimentos que tenemos a nuestra disposición no son malos de por sí, ni para la salud en general ni para la salud dental en particular. El exceso o el defecto, si puede suponer un problema real tanto para una como para otra.
Hablando de alimentación con nuestros amigos de la Clínica Dental Espai OLVE, expertos en salud dental, hemos llegado a la misma conclusión. Lo mejor para nuestro organismo, es comer de todo y en su justa medida. Para la salud oral en particular, los alimentos juegan por igual, un papel relevante. Aunque los propios odontólogos advierten continuamente de los peligros del azúcar para nuestra dentadura, también son coherentes y saben que a nadie le amarga un dulce. Hagamos caso a eso de una vez al año, no hace daño y pongamos mayor énfasis en nuestra higiene bucal en los momentos en que nos demos un capricho. Del mismo modo que nos pegamos una carrera más en el gym cuando nos pasamos con la dieta.
Un tipo de comida en la que se que insisten los expertos en salud dental, es la comida rápida o basura. Cada vez más presente en la dieta de muchas personas debido a lo fácil que es acceder a ella, sus reducidos costes, frente a la comida de un restaurante y la rapidez con la que se sirve, son factores que invitan a su consumo. A esto, le añadimos la cantidad de aditivos que llevan para que la consumamos con alegría y ya tenemos hecha la faena: un consumo excesivo de productos que son poco saludables y afectan sobre manera a nuestra salud. La dentición, no queda exenta de riesgos.
Como es habitual, los dietistas y otros profesionales de la salud, siempre advierten sobre los peligros de consumir este tipo de alimentos de forma continuada. En esta ocasión, vamos a escuchar la voz de los dentistas. Seguro que algo tienen que decirnos respecto al consumo habitual de hamburguesas, pizzas o kebabs a los que cada vez, estamos más acostumbrados.
Los dientes no son una trituradora de basura
Evidentemente, nuestra dentadura es una trituradora de alimentos saludables que aportan nutrientes al organismo y contribuyen a un buen estado de salud. La comida basura, no debería formar parte de nuestra dieta habitual. Es más, el citado dicho una vez al año, aquí viene que ni pintado. Una vez al año o dos son suficiente. Si te gustan las hamburguesas, las pizzas o cualquier tipo de comida de las denominadas fast food, háztelo slow food en tu casa y saldrás ganando. No hay inconveniente en comer este tipo de comidas si te las fábricas tú. De este modo, te evitas todas esas sustancias que llevan añadidas.
Atendiendo al concepto de comida basura, el mismo incluye un gran número de alimentos preparados que se distribuye a través de cadenas de restauración especializados en comida precocinada, congelada o refrigerada, en este grupo, se incluye hasta la bollería industrial. Se trata de platos excesivamente procesados que cuentan en su haber con una ingente cantidad de calorías que provienen de la también, ingente cantidad de grasas saturadas, sal y azucares añadidos que estimulan el apetito y la sed, en lugar de saciarnos.
Otro de sus potenciales para atraer comensales, es el uso de aditivos como el glutamato monosódico, potenciador de sabor por excelencia o tartracina, colorante alimentario que convierte esta comida en algo especialmente atractivo. Estos componentes, se encuentran presentes en la comida rápida en cantidades elevadas. Algo que esta directamente relacionado con varios problemas de salud como la obesidad, la diabetes y el desarrollo de una serie de problemas cardiovasculares.
¿Qué tienen que decir los dentistas? Que pasamos por alto que el abuso de comida rápida, afecta muy negativamente a la salud bucodental. Los problemas más relevantes que pueden acuciar estos malos hábitos alimentarios, son los siguientes:
- Caries y erosión del esmalte dental. Debido a la gran cantidad de sal y azucares que se añade a este tipo de alimentos procesados, no solo los dulces que tan mala fama tienen, unidos a los carbohidratos. Estos nutrientes, en exceso y de mala calidad, son utilizados por las bacterias para alimentarse, generando con su consumo una mayor actividad bacteriana que genera ácidos que a su vez, destruyen el esmalte dental. Los resultados de esta fiesta bacteriana, son mayores incidencias de caries. Hay que señalar que, desafortunadamente, este tipo de alimentos, suelen consumirse de forma conjunta, con refrescos y bebidas carbonatadas, cuyo elevado contenido en azúcares y ácidos, atacan directamente al esmalte. En pocas palabras, el esmalte dental se ve continuamente atacado durante la ingesta de este tipo de comidas. Y la guerra continua durante un tiempo posterior, hasta que la boca se limpie.
- Mayor riesgo de periodontitis y gingivitis. Tanto contenido en azúcares y carbohidratos junto con las grasas saturadas que forman el tándem, someten al metabolismo a una situación de estrés, a causa del elevado número de calorías que aportan al organismo de una sola vez. Esto afecta a la capacidad del organismo de producir insulina, el aumento de la misma en la sangre, puede conducir a la diabetes. Esta enfermedad, esta directamente relacionada con patologías bucodentales como la periodontitis, la gingivitis o la inflamación de las encías.
Como prevenir estos efectos indeseados
Es sencillo, la primera recomendación del profesional de la odontología, es tan lógica como simple: reducir o eliminar la comida rápida de la dieta. Evitar su ingesta en la medida de los posible es fácil. Es preferible sustituirla por una dieta rica en alimentos libres de grasas, como verduras, legumbres, carne magra o frutas. Esto, además, es beneficioso para el organismo a todos los niveles.
Sin embargo, si te gusta disfrutar de un fast food ocasional, el consejo profesional es seguir unas correctas pautas de higiene bucal. Esperar unos veinte minutos tras la ingesta para cepillarse los dientes, ayudará a reducir el efecto de los ácidos generados por la incipiente actividad bacteriana celebrada en la cavidad oral. Además del cepillo, recordar el uso de la seda dental para eliminar totalmente los restos de alimentos que quedan entre los dientes.
En el caso de no poder lavarte los dientes en el momento, ya sea porque has comido fuera de casa y no dispones de tu cepillo de dientes o por la razón que sea, enjuagarse la boca con agua, comer una manzana u hortaliza rica en fibra (como la zanahoria) o masticar un chicle sin azúcar, aumentará la salivación y minimizará el indeseado efecto de los ácidos. Las frutas y hortalizas pueden hacer las veces de cepillo de dientes en según que ocasiones.
Nos queda claro que la comida rápida, aunque llamativa y atractiva, tanto al paladar como a los ojos, no es una opción de dieta saludable. Su forma de procesado, los ingredientes con que se elaboran los platos y todos los añadidos que llevan, no benefician en absoluto la salud bucodental, ni la salud en general. Como ya hemos apuntado, no suelen consumirse con un vaso de agua, vienen acompañadas de refrescos repletos de azúcar y por supuesto, de postres nada saludables. Todo esto, influye de forma muy negativa en nuestra dentadura.
Una vez al año, no hace daño. Recuerda que puedes disfrutar de una comida rápida de cuando en cuando, siempre que después, mantengas una buena higiene bucal para eliminar los restos de los alimentos consumidos y, por supuesto, todos esos añadidos que llevan.