El negocio de las lavanderías sigue creciendo en España

La vida en el hogar no es fácil en muchas ocasiones y creemos que todos y todas, en mayor o menor medida, lo sabemos. La felicidad en el hogar depende de una buena cantidad de factores y basta que nos falle solo uno de ellos para que empecemos a dudar de si realmente ese es el sitio en el que queremos permanecer durante los años que nos quedan. Disponer de un hogar idóneo para nuestros intereses juega un papel importante en lo que respecta a nuestro día a día y está claro que, teniendo en cuenta el número de horas que pasamos en el hogar, estar contentos con el espacio que habitamos es clave para ser felices. 

Uno de esos factores que puede condicionar para mal nuestra vida en casa tiene que ver con el espacio útil del que disponemos. Pueden pasar varias cosas a este respecto: que, por una parte, nuestro piso o casa sea muy pequeña y que no tengamos espacio siquiera para los muebles o que, por otro lado, la vivienda la vayamos haciendo pequeña nosotros y nosotras a causa de la incorporación de muebles y más muebles, de electrodomésticos y más electrodomésticos. Se trata de dos situaciones que creemos que son bastante comunes en la familia media española. 

En otros países que, por lo general, han estado menos desarrollados que España, ha sido habitual que haya crecido el número de electrodomésticos de los que se dispone en el hogar. A tal efecto, el diario colombiano La República indicaba que había aumentado el volumen de hogares en el país que contaban con nevera y lavadora en el año 2016. Desde luego, no cabe la menor duda de que esto ha puesto en evidencia que el país sigue en vías de desarrollo y que se avanza lentamente hacia el Estado del Bienestar. 

En España, sin embargo, caminamos, o eso parece, en la dirección contraria. Según una noticia que recogía el portal web Economía de Hoy, más de 14 millones de hogares de nuestro país no tenían lavadora y secadora juntas en el año 2018. El problema de España no es la falta de recursos por parte de las familias (no, al menos, en la medida de lo que ocurre en Colombia) pero sí que es cierto que hay problemas de espacio en muchas de las viviendas de las grandes ciudades españolas, sobre todo Barcelona y Madrid. 

No es negativo el hecho de no disponer de una lavadora. Podemos vivir perfectamente sin tener uno de estos elementos y llevando la ropa a una lavandería accesible a todo el mundo cada vez que nos sea necesario adecentar nuestra ropa. El verdadero problema en España es que mucha gente no tiene lavadora a causa de la falta de espacio en su hogar, lo que hace que tenga que estar permanentemente hacinada con las personas que viven con ella. Seguro que conocéis a alguien que se ha visto obligado a vivir en estas circunstancias, sobre todo si reside en una de las dos ciudades españolas a las que hacíamos referencia en el párrafo anterior. 

En la actualidad, mucha gente está prescindiendo de la lavadora en el hogar por varios motivos. El primero, la falta de espacio. El segundo, el coste de la energía, que en España parece que solo sabe subir de manera desbocada. El resultado es el que nos transmiten desde Lavatur, cuyos profesionales nos han indicado que ha crecido el número de lavanderías populares, negocios que se sitúan a pie de calle y que son accesibles a todo el mundo. Desde luego, esta se ha convertido en una alternativa tan poderosa que son cada día más las familias que, por espacio o por el motivo que sea, han decidido eliminar la lavadora del espacio relativo a su hogar. 

Los jóvenes estudiantes, los que más confían en este tipo de negocios

Hay un grupo de población que es el que más está tirando de negocios como de los que hablábamos en el párrafo anterior. Hablamos, como no podía ser de otra manera, de los jóvenes universitarios. Buena parte de ellos vive en ciudades con grandes opciones académicas, como Madrid y Barcelona, y por tanto tiene que alquilar pisos que muchas veces disponen de menos de 50 metros cuadrados. A causa de ello, las personas que se los alquilan no disponen de lavadora y son los propios muchachos los que, para adecentar su ropa, tienen que acudir a una lavandería. 

Pero los jóvenes estudiantes no están siendo los únicos que apuestan por esta manera de organizar la limpieza de su ropa. Cada vez más familias asentadas realizan este tipo de labores de esta manera porque se han dado cuenta que es algo mucho más barato teniendo en cuenta el alto coste de la vida y de la energía. Estamos convencidos de que, precisamente por este tipo de argumentos, las lavanderías tienen mucho que decir todavía en lo que a su futuro se refiere. El margen de mejora es importante y estamos seguros de que lo van a convertir en una realidad. 

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