Estos son los distintos tés y sus diferencias.

Tipos de té

El té es una infusión con más de 4.700 años de antigüedad. Una bebida universal, ligada a la cultura de distintos rincones del planeta: Inglaterra, la India, China, Japón, el Magreb… No todos los tés son iguales. Vamos a introducirnos en el apasionante mundo del té e intentar descubrir sus variedades. Al menos, las más conocidas.

Las 5 de la tarde es la hora del té en Inglaterra. La actividad se para por completo. Los grupos de amigos se reúnen y acuden a tomar té a la casa de un familiar o de un conocido; o a uno de los salones de té del lugar. El té en Inglaterra es un momento para la socialización. Un ritual de cortesía y hospitalidad. El anfitrión sirve el té a sus invitados, acompañado por pastas y sándwiches.

A pesar de que el té está bastante arraigado en la cultura británica, su consumo es relativamente reciente. Proviene de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Durante la industrialización. Se dice que fue la Duquesa de Bedford, Lady Anna María Stanhope, quien popularizó su consumo. Una tarde de verano la duquesa se sentía mareada. Una de las doncellas del servicio le ofreció una taza de una bebida típica de la India. La duquesa se recuperó de tal manera, que decidió compartir su descubrimiento con sus amistades. Tanto fue así, que cada tarde organizaba la toma del té en el salón e invitaba a lo más granado de la aristocracia británica.

La hora del té era una excusa para confraternizar. Para llevar vida social. Pronto se extendió por toda Inglaterra, por todos los estratos sociales. En una sociedad tan organizada como la anglosajona, la hora del té marca la rutina diaria. Supone el final de la jornada laboral y el comienzo de la actividad personal.

Somos conscientes de que todos los tés no son iguales. Está el té verde, el té blanco, el rojo, el negro. Hemos hablado con María, propietaria La Oruga Azul, una tienda de té de referencia en la ciudad de Burgos, para que nos arroje algo de claridad sobre el asunto. María, una apasionada del té, antes de abrir su establecimiento, se formó en la U.K. Tea Academy de Londres, una de las academias más prestigiosas sobre té del mundo. Estos son algunos tipos de té que nos ha comentado.

El té blanco.

Es la variedad menos elaborada y, según algunos expertos, la más pura. Se trata de brotes y hojas de la planta del té que se marchitan y se secan. Tiene una oxidación leve, casi inapreciable. Lo cual le confiere un sabor y un aroma suave y delicado. Tiene una proporción de teína casi nula. Por lo que se trata de una bebida relajante, no excitante.

Destaca, a su vez, porque tiene grandes propiedades antioxidantes y es un estupendo digestivo. Apropiado para tomarlo después de las comidas, para ayudar a hacer la digestión.

Por sus características es un té que se puede tomar entrada la tarde o por la noche, ya que va a interferir menos en la conciliación del sueño que otros tipos de té.

El té verde.

Es uno de los más consumidos en el mundo. Se trata de un té suave, pero con algo más de sabor que el té blanco. La Revista Alimentaria señala que es el té típico del extremo oriente. El que se toma en China y Japón. Para fijarlo, las hojas de la planta es necesario que pasen por un tenue proceso de calor. En china, estas hojas se introducen en horno de leña durante un proceso de entre 45 segundos y dos minutos, lo cual confiere al té un olor y sabor ahumado. En Japón, en cambio, se pasan por un túnel de vapor durante un tiempo máximo de 30 segundos.

Es una infusión diurética, recomendada para personas que tienen problemas de retención de líquidos. Existen diferentes variedades de té verde y formas de prepararlo. De hecho, el té matcha es una modalidad de té verde.

En lo que sí se coincide en todas las partes del mundo, es que este té se toma solo. Nunca acompañado de leche. Queda estupendo tomándolo frío con una rodaja de limón.

Té negro.

Es el té más consumido en la India. Una de las grandes potencias en la producción de té a nivel mundial.

En la India, el té se toma a todas horas. Más de lo que algunos de nosotros hacemos con el café. En las calles de las grandes ciudades, como Bombay, hay puestos callejeros donde los dependientes cuecen té negro dentro de la leche, en calderos de gran tamaño. Agregándoles diferentes especias como cardamomo, clavo, canela, jengibre. Los consumidores compran el té a los vendedores callejeros y, en ocasiones, llevan el vaso encima o se traen un recipiente más grande de casa.

El té negro tiene una oxidación del 100%. Esto le confiere un sabor más intenso y hace que despliegue todo su contenido de teína. Con una cantidad de entre 25 y 100 gramos de teína en cada taza de té.

A pesar de su presencia, la elaboración del té negro es todo un universo. Depende como se seleccione y se infusione, se obtienen tés con diferentes niveles de suavidad e intensidad. Puede ser objeto de un proceso de maduración que dure años, como el vino. Obteniendo productos de alta calidad destinados a satisfacer los paladares más exquisitos.

El té rojo.

Señala el periódico El Diario Vasco que el té rojo es el más consumido del mundo. La bebida tiene un color que varía entre el marrón y el rojo intenso, depende de la variedad de planta que se ha seleccionado para elaborarlo. Su color rojizo es fruto del proceso de oxidación. Por lo general, las hojas de la planta se dejan secar al sol durante varios días antes de molerlas.

Es un té suave y dulce. Tiene poder saciante, por lo que en ocasiones se introduce dentro de las dietas de adelgazamiento.

Tiene más teína que el té blanco y el verde, pero menos que el té negro. Se acostumbra a tomar durante las comidas en algunas partes de China y es el que se sirve habitualmente en las teterías árabes.

El té azul.

Este té tiene una oxidación parcial que va desde el 25 y el 80%. También se conoce como Oolong y es tradicional de Taiwán y de algunas zonas de Indochina, como Vietnam o Camboya.

Las hojas sufren un proceso de secado similar al del té negro, solo que este se interrumpe abruptamente. Aunque es conocido como té azul, su color suele ser anaranjado. Tiene una cantidad de teína que varía entre 15 y 50 miligramos por taza.

Es un té con un sabor característico. Deja un regusto a alga y puede contener toques cítricos. Dependiendo del proceso que se haya seguido, se pueden obtener tés con diferentes matices aromáticos. En cuanto a sus propiedades diuréticas, es similar al té verde.

Té amarillo.

Esta es una extraña variedad de té que procede de algunas zonas interiores de China, como la región de Hunan. Tiene la particularidad de que es un té parcialmente fermentado. Las hojas de té se envuelven en paños tibios que hacen que las enzimas de la planta actúen sobre el producto.

El resultado es un té suave, con una fragancia fresca y que debido a los taninos, tras su ingesta, suele dejar la boca limpia y ligeramente seca.

El té amarillo refuerza el sistema inmunológico. La L-theanina que se libera durante su peculiar proceso de elaboración aumenta las defensas del cuerpo humano. Se trata también de una bebida con un interesante valor nutricional. Es rica en hierro, fósforo, calcio, flúor y vitaminas B-1, B-2 y C.

El mayor problema que tiene este té es que por su fabricación artesanal, su producción es bastante reducida y se trata de un té caro y difícil de encontrar.

Dark Tea.

Esta es otra apreciada variedad de té chino. En China se le llama té negro, aunque su elaboración es totalmente diferente al té negro de la India. Es un té completamente fermentado en cuya fabricación intervienen bacterias. Por lo general, las hebras de té se dejan madurar dentro de cestos de bambú que se introducen en el interior de cuevas.

Hasta Europa nos pueden llegar formando ladrillos o pastillas como las de chocolate. Que se deben desmenuzar antes de hacer la infusión. Según algunos expertos, es el único té fermentado que existe.

Este tipo de té encierra una explosión de sabor sorprendente. Algunos de ellos contienen un dulzor natural que se ha desarrollado durante la fermentación láctea. Es frecuente que aporten toques terrosos y que dejen un regusto suave a madera o a frutos secos.

Aunque también contiene antioxidantes, posee unas propiedades diferentes al té verde. Tiene propiedades quema-grasas y mejora la salud cardiovascular, ya que ayuda a regular el nivel de azúcar en sangre y ralentiza ligeramente el ritmo cardiaco.

Como vemos, el mundo del té es todo un universo por descubrir. Todo un espectro de sabores a disposición de los paladares más curiosos.

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