Tengo que decir que los sueños respecto a las cocinas han cambiado. Si para nuestras madres la cocina soñada era un espacio ordenado y con muebles bonitos para poder enseñárselo a las visitas, nosotros buscamos algo más funcional. Un lugar en el que podamos cocinar a gusto y con espacio suficiente para hacer todas las preparaciones que tenemos pensado realizar. El problema lo tenemos en cómo adaptamos esa idea al espacio tan reducido que tienen los pisos actuales.
Cocinar se ha convertido más en un hobby que en una necesidad. Disfrutamos cocinando los fines de semana para la familia o los amigos, preparando platos complejos que hemos visto por televisión o por internet. Entre semana vamos a salto de liebre. No tenemos tiempo. O echamos mano de platos precocinados, o nos hacemos una ensalada y un filete a la plancha, o directamente comemos fuera de casa por motivos laborales.
Hemos descubierto, en el acto de cocinar, un placer. Una actividad que nos relaja y da rienda suelta a nuestra creatividad. Pero claro, para eso tenemos que tener espacio suficiente para meter los pequeños electrodomésticos y útiles de cocina, y sitio para cortar, colocar los platos de las preparaciones intermedias y un lugar para emplatar. Lo ideal sería tener una isla o, como mínimo, una encimera lo suficientemente larga.
Tendemos a diseñar nuestra cocina en función de nuestras prácticas de cocinado. Pero, ¿cómo metemos todo el espacio de trabajo y de almacenaje que necesitamos en los 5 o 10 metros cuadrados que tiene nuestra cocina?
Mi amiga Sara me comentó que cuando se decidió a reformar la cocina de su casa pidió consejo a M. C. Modular Cocinas, una empresa de Castellón que diseña y monta cocinas por módulos. Era cuestión de aprovechar al máximo el espacio del que disponía. No estaba dispuesta a volver a encontrarse con una cocina que no tenía espacio para nada.
Estas son algunas ideas para replantearte la cocina de tus sueños.
Tipos de cocina.
Antes de decidirnos por la cocina que queremos, debemos partir de los tipos de cocina que se montan en la actualidad. La Escuela de Artes, Artesanía y Oficios de Tarragona indica en su página web que existen 5 tipos:
- Cocina en línea.
Es aquella en la que todos los muebles y electrodomésticos están colocados en la misma pared. Es el tipo de cocina que encontramos en los pisos alquilados o en aquellos que compramos con la cocina montada. Es la más sencilla de montar, adecuada para cualquier cocina rectangular con independencia de la anchura que tenga. Podemos encontrarla un poco escueta, pero es cómoda para trabajar en ella y fácil de limpiar.
- Cocina en paralelo.
Está diseñada para cocinas rectangulares un poco más anchas. Los muebles de cocina se colocan en una pared y en su opuesta. Debemos tener una amplitud mínima de 2 o 3 metros entre pared y pared para movernos con comodidad. Lo bueno que tienen estas cocinas es que tenemos el doble de superficie para trabajar, pero al mismo tiempo, al tener que desplazarnos de una barra a otra, trabajamos más lentos. Algunos interioristas y diseñadores recurren a esta opción para cocinas abiertas al comedor, donde es necesario marcar la diferencia entre los ambientes.
- Cocina en L.
Se emplean sobre todo en cocinas cuadradas con la intención de aprovechar al máximo el espacio. Colocaremos los muebles en una pared y en su perpendicular. Si lo cubrimos todo de armarios, tanto en la pared, como bajo la encimera, obtendremos un gran espacio de almacenaje, lo que lo hace indicado para familias.
- Cocinas en U.
Es un desarrollo de la cocina en L, en la que utilizamos una pared más. Es un diseño adecuado para cocinas amplias y familias numerosas. Al estar todo contiguo favorece la movilidad y es cómoda de limpiar. Es una cocina sencilla con una gran capacidad de almacenamiento y un aprovechamiento al máximo del espacio.
- Cocina con isla.
Es el sueño de todo “cocinitas”. Tener un espacio completamente despejado para poder trabajar. Con la libertad de movernos alrededor de la isla. La isla de trabajo se complementa con una disposición de muebles en línea o en L, donde tendremos los fuegos, el horno y el fregadero. La isla, además, aporta un espacio de almacenaje extra, puesto que bajo la gran mesa de trabajo tenemos cajoneras. El problema de este diseño es que necesitamos un espacio bastante grande para colocarlo, lo cual es un hándicap. Si nos encaprichamos de ella, siempre podemos comerle terreno al comedor.
Cocinas abiertas.
Abrir las cocinas al comedor se ha convertido en una tendencia. Obedece, sobre todo, a ganar metros en la cocina, en unos pisos con unas dimensiones cada vez más ajustadas. Tiene la ventaja de que la comida se lleva rápidamente a la mesa, pues cocina y comedor están interconectados. Permite colocar una cocina en un loft o dividir un salón grande en dos ambientes.
Para algunos diseñadores es un planteamiento con muchas posibilidades. Con este recurso se consiguen distribuciones realmente originales. La revista para el hogar El Mueble nos presenta algunas ideas partiendo de este planteamiento. Estas son las más interesantes:
- Separar la cocina del comedor con puertas y paredes de cristal. Digamos que es una cocina semiabierta, en la que hemos conseguido delimitar con claridad los dos ambientes. Tiene el aspecto curioso de que el trabajo en la cocina queda a la vista, pero se realiza en una habitación diferente.
- Diversificar la isla. Al abrir la cocina al comedor ganamos espacio y tenemos sitio para colocar esa isla de trabajo que tanto queríamos. La isla se puede reutilizar, poniendo taburetes en los que nos podemos sentar para desayunar en ella o para tomar un aperitivo, mientras tenemos una mesa más grande, unos metros más allá, para comidas más formales. En cierta medida, esta propuesta recuerda a las cocinas antiguas, en la que los habitantes de la casa se solían reunir para comer, reservando el salón para las grandes ocasiones o atribuyéndole una función de sala de estar.
- Cocina office. Es una cocina reducida a su mínima expresión. Pensada para personas que apenas comen en casa. En un rincón de la sala colocamos un fregadero, una pequeña nevera y una vitrocerámica con dos fuegos. También podemos poner algo de espacio de almacenamiento, pero siempre dándole el protagonismo al área del salón. Se le llama office porque recuerda a las oficinas modernas, que suelen tener un pequeño espacio para la cafetera o para las máquinas dispensadoras.
- El mueble separador. Aunque tengamos la cocina y el comedor en la misma habitación, siempre es interesante separar los dos ambientes. Delimitar con claridad que superficie se destina a cocinar y cuál dedicamos a nuestro descanso y ocio. Esta separación se puede conseguir poniendo una barra de madera que nos puede servir de mesa supletoria o como barra de desayuno. La otra opción es poner un mueble cajonero que tenga cierta presencia por detrás.
Si bien hemos señalado que las cocinas abiertas se han convertido en tendencia, y que responden más a una cuestión de necesidad que de diseño, también debemos indicar que presenta serios inconvenientes.
Uno de ellos es que el olor y el humo de la cocina se traspasan al comedor. Además de ser molesto, es antihigiénico. La grasa de la cocina puede ensuciar con facilidad el área que tenemos de descanso, por lo que tenemos que ser más escrupulosos en la limpieza. Al estar las dos habitaciones comunicadas, como si fueran una sola, hay una mayor tendencia al desorden. No debemos olvidar que un cierto orden es importante para vivir cómodos en nuestra propia casa.
La cocina americana.
Las cocinas americanas fueron un diseño de cocina muy popular en los años 90 y a principios de siglo. Las empezamos viendo en los apartamentos turísticos de la playa y pronto se extendieron a los pisos de nueva construcción. Presentando una distribución que en apariencia parecía moderna.
Consistía en una cocina que se separaba del comedor por medio de una barra como la de una cafetería. Con taburetes en el lado del salón, donde podías sentarte a desayunar o tomar una cerveza con un pincho.
Era un diseño ocurrente, pero solo resultaba funcional para los pisos de soltero. En los que apenas se cocinaba o si lo hacías era para ti. En el momento en el que vivía una pareja o habitaba el piso una familia, la cocina resultaba inoperativa. No tenías espacio para cocinar bien. La barra que daba al comedor se terminaba convirtiendo en una segunda encimera, llena de pequeños electrodomésticos y productos de cocina, que proporcionaban un aspecto deplorable al comedor.
Por suerte, esta alternativa de cocina ha quedado en desuso. Buscamos cocinas que nos resulten más cómodas. Si la cocina americana parecía atractiva en un primer momento, dejaba de serlo a poco que se utilizara.
Para montar la cocina de tus sueños debes pensar primero en cómo vas a utilizarla. Qué vas a hacer en ella. A partir de ahí deberás estudiar el espacio que tienes disponible para adaptar la idea a la realidad.