Ortodoncia en la adolescencia.

Cuando está configurada en lo fundamental la dentadura definitiva y se han reemplazado los dientes de leche, es un momento idóneo para corregir las malformaciones dentales y alinear aquellos dientes que han emergido mal. Recogemos en este artículo la opinión de profesionales y de jóvenes que han seguido un tratamiento de ortodoncia.

La ortodoncia es una rama de la odontología que se ocupa del estudio, diagnóstico y tratamiento en las anomalías en el alineamiento de los dientes y la conclusión de la mordida. Por diferentes razones, a lo largo de nuestra vida, los dientes se pueden agolpar, sin tener un espacio para desarrollarse como debieran, emerger torcidos o por lugares inadecuados.

En la actualidad, la ortodoncia ofrece una gama amplia de tratamientos. A grandes rasgos podemos agruparlos en ortodoncia con brackets, unos apósitos que se adhieren a los dientes, se fijan con bandas elásticas o sistemas de autoligados y se tensan con un nervio metálico y; por otro lado, la ortodoncia invisible, que utiliza férulas removibles fabricadas en termoplástico transparente a medida de la dentadura del paciente. Van corrigiendo poco a poco la posición de los dientes, mediante férulas (fundas de la dentadura) que varían ligeramente su forma.

Recolocar la dentadura no es solo un asunto estético. Los ortodoncistas que trabajan en la Clínica del Dr Maroto y la Dra Vellón nos informan que alineamiento dental reduce la existencia de caries, previene la caída prematura de los dientes y reduce la tensión interna dentro de la dentadura.

Alba es una joven de veinte años, que siguió un tratamiento de ortodoncia tradicional y otro de ortodoncia invisible. De niña, cuando cambió la dentadura, los incisivos emergieron agolpados y uno de los caninos, al no tener suficiente espacio, salió, por una parte, de la encía que no correspondía. Nos cuenta brevemente su experiencia:

“Tenía 14 años cuando me pusieron la ortodoncia. Las paletas las tenía muy juntas. Estaba una encima de la otra. Los incisivos estaban en la geniva, parte superior de la encía. Para bajarlos utilizaron los brackets y gomitas. Me hacían la revisión, creo que cada mes. El ortodoncista revisaba como se iban recolocando los dientes. Me echaba la bronca porque el aparato estaba sucio y me cambiaba las gomitas. Alguna vez se me rompieron las gomas y tuve que ir poco antes. Diría que entre los brackets y la ortodoncia invisible estuve un año y medio o dos.

Durante ese tiempo tenía que evitar comer caramelos, chicles. Debía limpiarme los dientes tres veces al día con un cepillo normal, que no fuera eléctrico. Si me pongo a pensar como tenía la dentadura antes y como la tengo ahora, desde luego el cambio es notable. Cuando me pusieron la ortodoncia invisible, al final del tratamiento, me dijeron que con llevarla por la noche era suficiente, no hacía falta que me la pusiera por las mañanas, pero no, vimos que debía llevarla durante más tiempo. Después de los brackets, para que se endureciera lo que es el hueso y que no se movieran los dientes, me dieron unas férulas que eran como de plástico y el tratamiento terminó de dar resultados.

 Si una persona tiene un diente en la geniva y durante años no baja porque tienen las encías demasiado finas o que le han salido mal, yo les recomendaría que siguieran un tratamiento de ortodoncia, para que los dientes se recolocaran. Mi madre le gustó tanto el resultado que hasta se puso ella una ortodoncia para corregir unos problemas que tenía de dientes con una inclinación irregular en la boca, creo que eran las paletas.

También me hicieron un empaste, se me cayó y el dentista me ofreció volver a colocarlo. Yo siempre recomiendo antes de asistir a una clínica dental, informarse sobre ella, visitar la página web, mirar los comentarios, lo que los clientes opinan y por supuesto informarse del tratamiento que vas a seguir.” 

Mar, con veinte años, decidió buscar una clínica dental para resolver los problemas que tenía en la dentadura. Los dientes le salieron apiñados, puede que porque una de las piezas dentales nuevas tuviera un tamaño irregular. Nos comenta: “Me pusieron una ortodoncia invisible. Me incliné por esta opción porque soy un poco coqueta y no soportaría que la gente se diera cuenta de que llevo un aparato dental. Trabajo cara al público y la imagen es muy importante.

Me sorprendió que fuera un tratamiento tan fácil de llevar y de seguir las indicaciones. Cuando no tenía que llevar puesta la férula, la metía en su cajita y la guardaba en el bolso. Cada quince días iba a la clínica dental y me cambiaban la funda de la dentadura. Sentía como el tratamiento estaba dando resultados.

Es cierto que es un tratamiento caro, cada férula vale una pasta. Como estoy trabajando me lo podía permitir. Duró menos tiempo de lo que yo imaginaba. En poco más de un año dejé de llevarla. Y el resultado es increíble, estoy muy contenta con como ha quedado mi dentadura. Sin lugar a dudas, se lo recomiendo a cualquier persona, joven o mayor, que tenga problemas de este tipo, es un dinero bien invertido.”

En una entrevista que le hicieron para la Fundación Creo, la doctora Regina Bass, una ortodoncista con 20 años de experiencia, aseguró que la ortodoncia está de moda. Hay una creciente demanda entre jóvenes y adultos. En ello influye la importancia que se le da en la actualidad a la estética y a la salud. Incluso personas mayores que tuvieron problemas en sus bocas deciden seguir un tratamiento.

En la popularidad que ha alcanzado la ortodoncia influye el abanico de opciones que existen. Hay brackets estéticos hechos con zafiro, que pasan desapercibidos en la dentadura, otros transparentes, los linguales (adheridos a la parte interior de los dientes) o la ortodoncia invisible.

Esta última modalidad ha revolucionado el sector. En su aplicación se utilizan las nuevas tecnologías. El profesional hace una recreación por ordenador en 3 D de la dentadura del paciente y a partir de ahí fabrica la fécula removible. Es un planteamiento completamente diferente, sustituyendo los brackets tradicionales por fundas secuenciales. Son muy atractivas para el público, pues tienen una apariencia menos antiestética, son cómodas de llevar y pasan desapercibidas. Marcan el futuro de la especialidad, centrada en el diagnóstico y tratamiento por imagen tridimensional, en la estética de la aparatología y en la reducción de tiempos.

En la entrevista, la doctora Bass indica que en la mayoría de los casos, cuando un paciente asiste a una clínica dental, busca soluciones estéticas, pero lo importante es recuperar la funcionalidad de la boca y obtener resultados estables que perduren en el tiempo. El resultado estético no es más que una consecuencia de un buen trabajo realizado.

En la revista «Ser padres» opinan que corregir los problemas bucodentales en la adolescencia no es solo posible, sino recomendable. A pesar del lógico rechazo que puedan ofrecer algunos jóvenes, por la rebeldía de la edad, es una época en la que es más fácil obtener resultados. Los tratamientos son más eficaces y predecibles. Hay una mayor flexibilidad del cuerpo y una menor frecuencia de enfermedades bilaterales a las que atender. Resolver los problemas a esas edades es más beneficioso a largo plazo. Algo que los padres deben hacer conscientes a sus hijos.

Según la Sociedad Española de Odontopediatría (SEOP), después de la caries y las infecciones en las encías, las malformaciones y mal conclusiones dentales son los problemas más habituales en la salud dental de la infancia. Aunque existen tratamientos de ortodoncia para los niños, todos los profesionales coinciden que entre los 12 y los 18 años es la edad idónea para aplicarlos con éxito.

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