¿Por qué es importante consumir AOVE durante el embarazo?

Varios estudios han comprobado que el aceite de oliva virgen extra aumenta los niveles del colesterol HDL (el “bueno”) y disminuye los niveles del LDL-c (el “malo”) .

Este producto también se debe incluir en la dieta de los más pequeños, ya que el consumo de aceite de oliva tiene un impacto beneficioso en la salud de los más pequeños, incluso antes de nacer.

El feto necesita ácidos grasos esenciales para la formación de los tejidos y, la única vía que tiene el bebé de obtener estos ácidos es a través de la placenta, gracias a la alimentación de la madre.

Por eso, es fundamental que la madre apueste el consumo de frutos secos, pescado y de 3 a 6 raciones diarias de aceite de oliva (siendo 1 ración, aproximadamente unos 10 ml).

Pero este aporte de ácidos grasos debe continuar durante la lactancia. Una vez que se inicie la alimentación complementaria, el bebé también puede consumir aceite de oliva.

Es más importante la calidad que la cantidad de la grasa en la dieta de los más pequeños. El AOVE puede introducirse alrededor de los 6 meses, junto a los cereales, frutas y verduras.

Y en cuanto a la cantidad, se puede empezar por una cucharada sopera o un chorrito. A lo largo de la etapa preescolar y escolar se recomienda ingerir 3-4 raciones diarias de aceite, ya que el aporte que se recomienda de grasa en esta etapa es del 30% sobre la ingesta calórica total.

El pequeño puede consumir el aceite igual que lo consume un adulto. Para que conserve sus propiedades, la mejor forma de ofrecer el aceite es en crudo, aunque sometiéndolo a cocción, también mantiene sus propiedades.

El AOVE aporta ácido oleico, vitamina E y polifenoles. También, es un alimento que ayuda en la prevención de la obesidad y la diabetes, enfermedades cada vez más prevalentes entre los niños.

Por eso, es importante cuidar los hábitos de los pequeños y potenciar el consumo del aceite en la alimentación diaria.

Sin embargo, el último Informe de Consumo Alimentario en España publicado por el Ministerio de Consumo en 2023, informa que las parejas adultas sin hijos y adultos independientes son el perfil de población que más consumo de aceite de oliva tiene, respecto a la media nacional.

Pero los hogares formados por parejas con hijos pequeños son quienes realizan el menor consumo per cápita de aceite.

«Un equipo de investigación de expertos de la Estación Experimental del Zaidín, centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Granada, ha observado en un estudio que el suplemento de la dieta materna con aceite de oliva virgen extra en embarazadas durante los dos últimos tercios de gestación mejora el desarrollo cerebral de fetos afectados por crecimiento intrauterino retardado; es decir, que presentan valores de peso por debajo de lo normal», informa ABC.

Los expertos no paran de realizar estudios sobre este tema. Otra investigación descubrió que el consumo de aceite de oliva virgen extra incrementa el nivel de compuestos fenólicos en la leche materna.

Así, lo ha constatado un estudio realizado por un equipo de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación de la UB, el Instituto de Investigación en Nutrición y Seguridad Alimentaria (INSA-UB) y el Área de Obesidad y Nutrición del Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBEROBN).

Los investigadores del estudio explican que la leche materna contiene nutrientes esenciales y factores bioactivos (hormonas, anticuerpos, microorganismos, células madre, etc.).

Además, proporciona muchos beneficios a corto y largo plazo tanto para la madre como para el lactante y, en el caso del recién nacido, reduce la incidencia de infecciones y el riesgo de sufrir enfermedades metabólicas en el futuro.

«Hasta la fecha, diversos estudios han descrito que la composición de la leche materna puede verse afectada por factores biológicos y ambientales a los que se expone la madre, como, por ejemplo, la dieta materna. Así pues, las intervenciones nutricionales durante el embarazo y la lactancia pueden repercutir en la calidad de la leche materna y, en consecuencia, en la salud de la descendencia. Por lo tanto, nuestros hallazgos aportan una nueva luz sobre la importancia de la dieta materna durante el embarazo y la lactancia, y proporcionan la base para futuros estudios sobre el impacto de los compuestos fenólicos en la salud de la madre y de la descendencia», comentan los autores de este estudio.

Para conocer más datos sobre este producto visitamos una finca productora de aceite de oliva virgen extra de Toledo.

En estos terreros los profesionales de la Carrascosa nos contaron que este aceite sale de la aceituna tras prensarla en frío y puede llegar a tener un máximo de 0,8 grado de acidez.

Un buen aceite de oliva virgen extra debe tener un olor afrutado, con notas de hierbas y un ligero amargor. Además, debe tener un color que esté entre el amarillo y el verde manzana.

Se recomienda revisar el envase, así que opta por los de cristal, porque son los que mejor conservan el aceite al guardar su temperatura.

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