Muchos profesionales están empezando a denominar a las nuevas generaciones como ‘de cristal’, dando por hecho la fragilidad de estas personalidades por poner de manifiesto problemas que muchas generaciones llevan años callándose. Hablamos de esa generación que conforman los nacidos entre el año 2002 y el 2011 y que están denunciando el acoso escolar o la homofobia, así como están siendo los abanderados a la hora de hablar de la importancia de la salud mental o de priorizar los intereses individuales por encima del sistema político, económico y social que con tanto esfuerzo mantenemos.
Según ellos, no están denunciando problemáticas actuales, sino que llevan muchos años arraigadas entre nosotros y que cada vez se encuentran más enquistadas en la sociedad, resultando en ocasiones muy difícil evitarlas o, incluso, salir de ellas. Y es que vemos entre los más jóvenes que piden unas condiciones mínimas de trabajo, que no se conforman con un salario indigno o que decide cambiar de trabajo antes de sentirse abrumado o quemado.
Pero, aun así, todavía hay muchísimas generaciones que están sufriendo el conocido como ‘síndrome de burnout’, un desgaste profesional que se produce cuando el trabajador asume más responsabilidades de las que puede soportar, cuando trabaja demasiadas horas y no le queda tiempo libre para disfrutar de sus hobbies y de sus pasiones o, incluso, cuando sufre la presión de un jefe que demanda constantemente resultados sin ofrecer nada a cambio. Otros profesionales también se refieren a ese síndrome como ‘cansancio emocional’, ya que la persona es capaz de realizar las tareas físicas del día a día, pero es la parte mental la que ya no da más de sí.
El ‘burnout’ tiene varias fases, pero la buena noticia es que con trabajo y siguiendo las indicaciones de los profesionales puede ponerse remedio. Cierto es que cuanto más avanzado esté el síndrome más costará recuperarse, pero no por ello se puede afirmar que sea imposible salir de ese atolladero. Estos son algunos de los tips para recuperarse del agotamiento emocional:
- Acude a terapia. Probablemente estés saturado de escuchar que el remedio a todo lo que te pasa es que acudas a terapia, pero ante este problema la terapia es una solución de enorme importancia. Como nos recuerdan desde pSi psicología, una de las terapias que más puede ayudarnos frente a este síndrome es la Gestalt, que procura integrar las conductas, sentimientos y pensamientos del paciente, de manera que sus intenciones y acciones estén enfocadas en conseguir una salud mental óptima.
- Otro consejo es aprender a separarnos mentalmente del trabajo, ya que de esta manera seremos más capaces de desconectar de nuestras cargas laborales, de disfrutar de nuestros hobbies o incluso de los pequeños momentos del día a día como realizar la compra, conducir de camino a casa o una charla mientras tomamos un aperitivo antes de volver a casa.
- También es importante redistribuir la carga de trabajo, ya que es imposible abarcar todas las tareas a realizar, y muchas veces el inicio de este síndrome viene cuando nos sobrecargarnos de tareas e intentamos realizarlas todas a la vez. Hay que priorizar y centrarse en acabar una tarea antes de comenzar con otra.
- Los hobbies ocupan un lugar muy importante en nuestra vida, pero tan importante como tenerlos es aprender a disfrutar de ellos. Pasar tiempo de ocio haciendo cosas que nos gustan, pero pensando en cosas que nos estresan van a provocar que dejemos de hacer eso que nos gusta, al asociarlo con los problemas del trabajo.
- Cuida tu dieta y mantente activo. Es habitual que empecemos a comer comida chatarra, que no tengamos apetito o que perdamos las ganas de cocinar cuando sufrimos este síndrome, de manera que cada vez obtenemos menos vitaminas y minerales y nuestras capacidades cognitivas se deterioran, además de que el tipo de alimentos que pasamos a ingerir nos agota todavía más. El cansancio también provoca que dejemos de hacer ejercicio, de manera que nos sintamos cada vez más cansados y menos activos.
Síntomas de que estás padeciendo ‘burnout’
Este síndrome se caracteriza por tener unos síntomas muy marcados y fáciles de reconocer. Uno de los que más nos afecta es la sensación de cansancio mental y emocional con el que nos despertamos cada día y que no se va hasta que nos metemos en la cama y, por tanto, tampoco nos deja descansar. Por ello, también es habitual sentir agotamiento físico y mental generalizado, así como un descenso en la productividad laboral y desmotivación.
También se produce un cambio en la actitud del trabajador que sufre ‘burnout’, dando paso a la irritabilidad y al endurecimiento del trato que tiene con sus familiares, con sus amigos y con sus compañeros de trabajo.