Generalmente, esta patología de las encías, pasa desapercibida. A veces podemos notar como nuestros dientes se ven más largos y no percatarnos de que existe un problema subyacente. Con total probabilidad, si no existen molestias graves, lo que más captará nuestra atención, es la cuestión estética. Nuestra sonrisa, se mostrará imperfecta, poco a poco, esa recesión de la encía, dejará al descubierto partes de nuestros dientes que no deberían verse.
Desde Cooldent, profesionales del sector de la odontología, nos han hablado de las causas de la retracción de las encías y los posibles tratamientos para devolver a nuestra sonrisa su estado habitual.
Algo que nos dejan claro, es que una vez la encía desaparece, no se regenera sola, es necesario realizar un tratamiento. Sin embargo, antes de poner el grito en el cielo, es conveniente, averiguar cual es la causa que ha derivado en esa recesión. Igualmente, comprobar la envergadura de la afección, ayudará a decidir cual es el mejor tratamiento.
Este problema referente a las encías, es más habitual de lo que cabe suponer. Sucede que, por lo general, las personas que padecen esta afectación, la ignoran y no son conscientes de que algo sucede en su boca hasta que el problema va en aumento.
La pérdida de encía, consiste en un desplazamiento de la misma, justo en la zona que rodea al diente, provocando que el diente, se vea más largo. La superficie que cubre la encía, es la raíz y al sufrir retraimiento, se corre el riesgo de que esta, quede descubierta y por lo tanto, expuesta.
La raíz no cuenta con esmalte en su superficie como sucede con la corona. Se trata de cemento, más poroso y no preparado para estar en la cavidad oral con todo lo que eso conlleva: más suciedad, bacterias y la aparición de posibles caries.
Padecer retracción de la encía, implica en la mayoría de ocasiones, mayor acumulación de sarro. Eso conlleva a que el cepillado sea más difícil y molesto, con lo que la encía se acaba irritando. A más irritación, mayor inflamación, más molestia y dolor y así, sucesivamente.
Realizar un cepillado deficiente es un error, pero debido al bucle en el que se entra, no me cepillo porque me molesta y me molesta porque no me cepillo, se acaba agravando el problema.
Averiguar lo antes posible a que se debe esa recesión, es fundamental para minimizar los daños y poner remedio.
Posibles causas de la recesión gingival
La causa de la recesión gingival puede deberse a diferentes factores. Un cepillado intenso, puede derivar en este problema, una ortodoncia, igualmente, puede generar recesión de la encía. Los traumatismos en la boca o enfermedades como la periodontitis, pueden conllevar una excesiva retracción de la encía.
Afortunadamente, no es algo que suceda de un día para otro. Por esa razón, una buena higiene bucal y la revisión correspondiente en caso de sospecha, puede contribuir muy favorablemente, a que nuestras encías no muestren esas partes del diente que no queremos mostrar.
En el caso de recesión gingival debido a un cepillado fuerte, podemos encontrarnos con una retracción en cuatro o cinco dientes. Esto sucede por la intensidad propia del cepillado. Al ser un tanto agresivo, las encías se retraen aunque la placa se mantiene a raya.
Los pacientes que necesitan ortodoncia, pueden verse afectados por una retracción de la encía. En los casos en los que el paciente ha llevado ortodoncia y se le han movido los dientes hacia afuera, la perdida de espacio entre interdental implica que los dientes se salgan del hueso provocando que la encía se retraiga por que no hay hueso. Para prevenir esta retracción, tras estudiar el caso concreto del paciente, pude llevarse a cabo un tratamiento preventivo antes de colocar la ortodoncia.
Colocarse un piercing en la boca (labio o lengua), puede con frecuencia generar recesión de las encías. El desgaste del tejido debido al roce continuo del piercing, conlleva ese retroceso y la perdida del tejido. La recesión suele afectar a dos o tres dientes, aunque depende de cada paciente.
Los golpes o traumatismos que puedan sufrirse en la boca, también pueden derivar en retracción de las encías.
La forma más agresiva de recesión gingival, se da en los casos de pacientes que sufren algún tipo de enfermedad periodontal. La periodontitis hace que se pierda hueso y donde no hay hueso, no hay encía. Por lo tanto, el tejido que conforma las encías se va retrayendo y dejando al descubierto los dientes desde la raíz.
Una de las características que indica que la recesión gingival se debe a la periodontitis, es que afecta a toda la boca. Mientras que el resto de causas, afecta a algunos dientes y el tejido puede llegar a recuperarse, en este último no suele ser posible su recuperación.
Soluciones y tratamientos para la recesión gingival
Cada caso es diferente y según el origen de la recesión, las encías podrán recuperase o no. En los casos más leves y debidos a un cepillado agresivo, ortodoncia o traumatismo, las posibilidades, aumentan.
En los casos de periodontitis, como ya hemos comentado, las posibilidades disminuyen y la posibilidad de recubrir el diente, desaparece.
Entre las soluciones que ofrece la odontología para este particular problema, existen técnicas quirúrgicas y no quirúrgicas.
La cirugía es una de las opciones que mejor resultado da y que permite recuperar el tejido dañado o desaparecido. La técnica, dentro del campo de la cirugía plástica, es conocida como injerto gingival y consiste en coger una parte de encía del paladar y ponerla en el lugar dañado. Con ello, se recubre la encía y se regenera el tejido perdido.
Se trata de un tratamiento con alta probabilidad de éxito, poco agresivo, rápido y con pronta recuperación. Aun así, se trata de un tratamiento delicado que debe realizar un profesional con experiencia y conocimientos para llevarlo a cabo con éxito.
Por norma general, los pacientes que recurren a este tipo de tratamiento, lo hacen con fines meramente estéticos. No obstante, los profesionales de la odontología, recomiendan hacerse este tipo de cirugía para evitar que la recesión continue y derive en problemas mayores.
Gracias al injerto, las encías recuperan su aspecto y el tejido perdido se regenera y fortalece. La pega es que los pacientes que sufren periodontitis no pueden realizarlo debido a la pérdida del hueso.
El otro tratamiento posible para la retracción de las encías, consiste en la eliminación de las bacterias. Mediante técnicas no quirúrgicas ni dolorosas, utilizando instrumentos manuales y aparatos de ultrasonido, de realiza una limpieza exhaustiva en dientes y encías para eliminar el sarro y las bacterias.
Como es lógico, aunque la prevención de este problema no siempre es posible debido a sus causas, mantener unos hábitos de higiene y de vida saludables, indudablemente, van a contribuir a mejorar la recesión gingival y por supuesto, evitar que vayan a más.
Esta patología, pese a no ser de las más molestas o complicadas con las que podamos encontrarnos, si puede resultar incomoda de ver. Sonreír y encontrarse los dientes desiguales, cuanto menos, resulta impactante. Como decíamos al principio, no se trata de un problema que surja de la noche a la mañana, su curso, suele ser lento y por tanto, pasar desapercibido.
Las molestias que ocasiona, tampoco son excesivamente graves en principio por lo que se suelen ignorar. Lo que sacamos en conclusión es la conveniencia de realizar visitas y revisiones periódicas al dentista para actuar en consecuencia una vez, aparezcan los primeros indicios. En el caso de la periodontitis, la prevención, si juega un papel importante.