Una vez leí o escuché, no lo recuerdo bien, lo siguiente: “Valiente no es el que no tiene miedo, sino el que a pesar de tener miedo lo hace de todas formas”, y aunque seguro que le contexto en el que se dijo esa frase es mucho más importante, e incluso filosófico, que el contexto al que la voy a aplicar yo ahora, la verdad es que me viene como anillo al dedo.
Cuando me mudé a mi nueva vivienda, con mi pequeña pero fantástica familia, y supe que esperábamos un nuevo bebé, el segundo y último, me llené de ilusión pensando en las mil cosas que podríamos hacer para decorar su nueva habitación. No es que con mi hijo mayor tuviera menos ilusión, ni mucho menos, pero él ya tiene sus gustos muy afianzados, a pesar de sus cortos 6 años, y tenía claro que quería una decoración en tonos azules y rojos con motivos de superhéroes por todas partes así que, aunque di mi opinión y él tuvo que amoldarse a lo que mamá le dejaba y no le dejaba poner, la realidad es que todo lo iba a elegir a su gusto.
Sin embargo, con el bebé no iba a ser así. En este caso yo tenía la sartén por el mango e iba a poder hacer y deshacer lo que me diera la gana así que, aprovechando la situación, empecé a buscar en mil y una páginas web de decoración y vi cientos de fotos de habitaciones infantiles y de bebé en las que inspirarme para elegir toda la decoración de la estancia.
Pensé en las cortinas, en el cubre cuna, en los cuadros que quería poner e incluso en los cuentos que iba a colocar sobre las nuevas estanterías que pensaba comprar en Ikea y a las que ya había echado el ojo pero si tenía algo claro, clarísimo, que quería conseguir, era un mural maravilloso para una de las paredes de la habitación. Cuando mi hijo mayor nació, ya quise un mural así pero como las paredes tenían gotelé y mi presupuesto no llegaba para quitarlo, ni siquiera me planteé la posibilidad. Ahora, sin embargo, tengo una estancia nueva, con paredes lisas, en la que puedo dejar a mi imaginación volar, y lo pienso hacer.
Ahora bien, que un profesional te pinte un mural infantil, a mano, no es nada económico y aunque prepares el bolsillo os puedo asegurar que el coste final de un trabajo así es muy elevado así que, me arme de valor y aplicando la frase con la que he iniciado este post, decidí que yo misma pintaría ese mural y, a las malas, si todo salía mal, siempre podría volver a pintar monocromo sobre esa misma pared.
Cómo pintar un mural en pared
Lógicamente hay varias técnicas y personalmente, por mucha maña que tenga para pintar, no soy experta en ninguna así que decidí ir a la más sencilla: poner una plantilla y pintar sobre ella.
Las plantillas se pueden comprar en muchísimas tiendas, online y físicas, especializadas. Hay plantillas de todo tipo, incluso para decoración adulta, pero yo me decanté por un arcoíris gigante que colocaré en la esquina superior izquierda, un árbol que pondré desde el suelo hasta el techo en el lateral derecho, unos pajaritos en blanco que colocaré justo al lado del árbol y un oso muy gracioso que irá prácticamente en el centro de la pared, aunque un poco hacia la izquierda.
Ahora tocaba elegir la pintura, acrícilos, óleos, spray… un momento, ¿quién ha dicho spray? ¿se puede pintar con spray? Me pareció la mejor solución del mundo. La idea era simple. Pegaba las plantillas a la pared, justo donde quería los dibujos, con cinta americana y luego, con pintura en Spray que compré en Artespray, la tienda de bellas artes y manualidades, rellenaría las plantillas con color.
He de decir que tuve que repetir el proceso hasta tres veces, pintando dos capas de blanco entremedias para tapar mis dos primeros intentos, pero la tercera vez que lo intenté el resultado fue mejor de lo esperado y ahora tengo mi mural estampado en la pared más grande de la habitación de mi pequeño.
Algunos consejos
Ahora, que sin ser experta me manejo un poco con los sprays, os puedo dar algunos consejos que, en realidad, seguí yo previamente de este artículo de Internet.
Para pintar con spray hay que seguir unas pautas básicas. Así nuestra obra quedará perfecta y los materiales y soportes se mantendrán en perfecto estado en el tiempo. A continuación te dejamos algunos trucos para empezar a pintar con spray:
- Agitar durante 1 minuto antes de usarlo
De esta forma mezclaremos correctamente la pintura con el ‘paté’ del interior del bote. Lo ideal es hacer círculos con la lata en lugar de moverlo exageradamente o a golpes, así nos aseguramos de que no se estropeen las piezas del difusor.
- Hacer una prueba de pulverizando sobre otra superficie
Para asegurarnos de que el color elegido es correcto y de que la técnica que queremos emplear es la idónea, vamos a pulverizar sobre otra superficie. ¡Así no hacemos pruebas sobre nuestra obra de arte y evitamos mancharla!
- Mantener el aerosol en posición vertical durante su uso:
Teniendo esta regla en cuenta nos aseguramos de que el pigmento salga correctamente y no ocurran accidentes al crear nuestros murales o graffitis.
- Al terminar, colocar el spray boca abajo y pulverizar unos segundos
Para evitar problemas en el futuro, hemos de guardar los aerosoles siempre boca abajo o bastante inclinados en esta dirección cuando acabemos de usarlos o queramos tomarnos un respiro. Además, hemos de pulverizar durante unos segundos en esta posición hasta que solamente salga gas,para que no se creen grumos que impidan la salida de pintura más adelante.
- Limpia la boquilla para evitar futuros problemas
Cuando una boquilla se obstruye es debido a la acumulación de pintura en el interior de la lata. El pigmento se seca y se adhiere a las paredes del conducto, lo que impide la salida del color cuando queremos pulverizar de nuevo. Para evitar que el aerosol se estropee, cada vez que acabemos de pintar y no vayamos a gastarlo durante un tiempo -aunque sea corto- conviene limpiar la boquilla para eliminar los restos. Hay que retirar la boquilla del “porte-buse” y cepillar con una cepilla dura para retirar los restos de pintura secada.
No intentes limpiarla con un alfiler porque puedes estropear el conducto. Y tampoco lo intentes metiendo un objeto, o te salpicará un buen chorro directo a los ojos. ¡Quien avisa no es traidor!
Además, hay diferentes técnicas para pintar con aerosol que dependen de la proximidad entre el bote y la superficie sobre la que pintamos, el ángulo con el que sujetamos el bote… A continuación vamos a ver algunos ejemplos:
- Técnica para delinear
Cuando queremos dibujar líneas simples en nuestro arte, debemos acercar mucho el bote a la superficie sobre la que vamos a pintar. Entonces deberemos mover la mano bastante deprisa mientras pulverizamos para que el trazo no empiece a gotear y se manche el resto del lienzo o pared.
- Técnica de relleno
Acercamos la lata a (más o menos) 20 cm de la superficie, y movemos nuestra mano para rellenar el área, pintando como haríamos con una brocha.
- Técnica de difuminado o «fading»
Cuando queremos hacer una transición de color tenemos que tener en cuenta esta técnica. Tenemos que establecer un ángulo 45º más o menos con nuestra mano y la superficie, que queda bastante cerca. Parece que los colores estén mezclándose unos con otros creando un bonito difuminado.
- Técnica de goteo o «dripping»
Mantenemos el aerosol realmente cerca de la pared o superficie, y empezamos a pulverizar avanzando muy lentamente. De este modo la superficie no absorbe la pintura, que empieza a gotear dejando su color como huella creando un efecto muy estético.
Y hagas lo que hagas, no tengas miedo a equivocarte. Si bien es verdad que cuando metes la pata es fácil venirse abajo al pensar que no te va a salir bien o, simplemente, que tienes que empezar de cero de nuevo, la realidad es que cuando consigues tu objetivo, el orgullo y la realización personal es impresionante. Y tampoco se trata de conseguir un mural perfecto, como el que te haría un profesional del sector, sino de hacer algo que es tuyo, lo has hecho tú, y ha quedado bien.
Es como cuando te pones a hacer una nueva receta de cocina, es posible que la primera vez te salga mal, que la segunda se te queme y que la tercera te pases de sal, pero lo importante es que a lo mejor a la cuarta consigues que te salga una comida estupenda, aunque no sea digna de un chef con cuatro estrellas Michelín, pero será tu logro, lo habrás hecho tú y seguro que estará bien buena.